La 1 emitió este lunes 23 de mayo una nueva entrega de MasterChef 10. En la primera prueba de la noche, el jurado, formado por Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz, dividió a los aspirantes en tres grupos.

El reto estuvo vertebrado por los huevos, y cada miembro de cada equipo tuvo que hacer una preparación indicada por los jueces con ese producto. Hasta que los maestros de ceremonia no los probasen y les diesen el visto bueno, no podía comenzar a cocinar el siguiente eslabón del grupo.

Esto derivó en momentos de presión, impaciencia e incluso algún encontronazo. El primer plato consistió en unos huevos benedictinos y el más lento en prepararlos fue Luismi, quien tardó 1 hora 30 minutos en realizar el plato, diseñado para "aliviar los días de resaca", recordaron los jueces. El bombero hizo así que la siguiente en su equipo, María Lo, perdiera los nervios.

Sin embargo, fue precisamente la gaditana la peor en el siguiente reto: preparar un soufflé de queso. Seis intentos necesitó para conseguir un aprobado del jurado. Esto hizo que se rompiera, algo inédito en ella, que siempre se muestra estoica y es una de las mejor valoradas del talent. 

Pero el verdadero drama llegó en la tercera parte de la prueba: preparar un flan. Una vez más, quedó claro que, en el formato, lo que parece más elemental muchas veces se convierte en una auténtica odisea. En esta ocasión, ningún equipo fue capaz de realizar el postre tradicional, y tras varias horas e intentos fallidos, los jueces tomaron una drástica decisión.

El jurado cancela una prueba por primera vez

Así, y después de divagar sobre la idea durante un largo rato, el jurado anunció que se cancelaba la prueba, pues no creían que ninguno de los aspirantes fuese capaz de resolverla tras tanto tiempo y les resultaba indignante que algo tan sencillo como un flan hubiese pasado a ser un obstáculo insalvable.

"Estamos muy decepcionados, ha sido un bochorno. Os hemos puesto a prueba con cuatro elaboraciones básicas de nuestra cocina y no habéis sabido hacerlas. Son errores, no de novato o de principiante, sino de persona a la que no le gusta la cocina", afeó Jordi Cruz. Por su parte, Pepe Rodríguez pasó a enumerar los intentos fallidos de Luismi para preparar huevos benedictinos y de María para el soufflé. 

Los jueces decidieron después repartir cuatro delantales negros: uno para Luismi, otro para María, otro para David y uno tercero para Adrián. Yannick y Patricia, por el contrario, fueron los mejor valorados de la prueba. Eso sí, los delantales negros tuvieron la oportunidad de librarse de la prueba de eliminación si destacaban positivamente en la grupal.